Pila del Pato. La fuente errante de Sevilla
Pila del Pato, Plaza de San Leandro |
Ha sobrevivido el duro vandalismo y, como aquel regalo incómodo,
la suerte de no encontrar asiento en la ciudad. Esta característica ha llevado
a la pila del Pato a pagar los desmanes de continuas alteraciones urbanísticas.
A pesar de las inclemencias propias de una fuente bicentenaria, este surtidor
goza de aparente buen estado de salud y de una plaza que se ha encariñado con
ella, la de San Leandro.
Pila del Pato, Plaza de San Francisco |
La fuente, realizada en mármol con elementos renacentistas y
surtidores con formas animales, debe su nombre a un pato de bronce que remata
la pila. Los orígenes de la pila del Pato se remontan al año 1833, cuando
se decidió realizar una fuente que sustituyera a la de Mercurio, obra entre otros autores de Bartolomé Morel, un fundidor de metales y maestro
artillero que realizó importantes trabajos en Sevilla como la escultura de
bronce del dios Mercurio o el Neptuno de la fuente de los Reales Alcázares.
La localización aproximada equivaldría a la de la actual fuente de
Mercurio, a los pies del Banco de España. Aunque no siempre fue así, el
surtidor primigenio estaba situado más al centro de la plaza de San Francisco,
pero este enclave empezó a molestar porque impedía el tránsito de procesiones
como las de la Semana Santa o el Corpus.
En una Sevilla en sepia, el fotógrafo galés Charles Clifford, uno de los pioneros en retratar
el paisaje costumbrista de la España de mediados del siglo XIX, ya puso sus
ojos y el objetivo de su cámara en la pila del Pato logrando una instantánea en
la que se puede ver de fondo la Giralda. La fuente renacentista, dijo adiós a
Sevilla a favor de la del Pato, menos monumental y más coherente con los gustos
de la época.Pila del Pato, Alameda de Hércules |
La tranquilidad le dura apenas medio siglo a la pila del Pato. El
incipiente tráfico de vehículos provoca la decisión de trasladarla de sitio. Su
primer viaje, sin contar los traslados dentro de la plaza de San Francisco, es
a la Alameda de Hércules, a la zona próxima a la calle Relator, en las inmediaciones de las
columnas de los leones. Allí llega la fuente en el año 1885.
La zona norte de la Alameda hace suya la fuente hasta tal punto de
confabular atribuciones mágicas al chorro de agua que brota del pato. Se decía
que el líquido emanado del surtidor daría fortuna a aquellos toreros en ciernes
que pretendían alcanzar la fama. Allí aguanta hasta la primera década del siglo
XX, cuando para aliviar inundaciones, se determina subir el suelo de la
Alameda.
Pila del Pato, Prado de San Sebastián |
En el nuevo enclave, la pila se convierte en referente para los
sevillanos. La proximidad geográfica de la Feria de Abril hacen de la fuente un
punto de encuentro. «En la pila del Pato mi alma te he conocido», cantaba Francisco Palacios, El Pali en una de sus muchas
sevillanas.
Año 1965. El sino de la fuente errante vuelve a dar un giro y la
ampliación de los juzgados obliga a las autoridades a desmontar la pila para
construir aparcamientos. Nuevo destino, la plaza de San
Leandro.
El descanso para la pila del Patio le lleva en una plazuela de
forma triangular a la que llegan las calles Alhóndiga, Zamudio e Imperial, y se
extiende hasta la esquina entre Francisco Carrión Mejías y Cardenal Cervantes y
que toma su nombre del convento de San Leandro.
Plaza de San Francisco, Alameda de Hércules, Prado de San Sebastián, plaza de San Leandro. ¿Punto y aparte o final?
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