Basílica de la Inmaculada Milagrosa
En la Huerta del Rey, junto a los Jardines de La Buhaira, se dibujan los perfiles de un sueño que dejó la huella del pasado en la Sevilla presente. Un espacio abandonado durante casi setenta y cinco años, que mantiene la planta del que pudo haber sido uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad. La Basílica de la Inmaculada Milagrosa comenzó a construirse en mayo de 1928, con la colocación de la primera piedra, bendecida por el Cardenal Ilundain, además de la presencia del Rey Alfonso XIII y una majestuosa lluvia inesperada que hizo de las sillas paraguas inesperados. La Basílica iba a ser una espectacular iglesia neogótica cuya fachada estaría flanqueada por dos torres de 100 metros, que superarían en casi 20 la altura de la Giralda. Pero su construcción se interrumpió con la muerte de quien la soñó: Aníbal González.