HISTORIA DE SEVILLA
En memoria de mi padre. Estaba el Señor Don Hércules, aburrío en el planeta, buscando un rincón de gracia donde poner una taberna, cuando al pasar por el sitio donde está hoy la Alamea (que por eso desde entonces lleva ya el nombre que lleva), se paró como embobao, respiró con toa su fuerza, miró al Cielo, miro al suelo, y dijo: ¡Gachó, que tierra!, y con cuatro tablas, cuatro mesas, cuatro sillas, dos barriles, una tisa, un gato, dos ratoneras, dose chatos, dose cañas y dos carteles de Feria, abrió el establecimiento, poniendo mientras en la puerta (en Latín que era el idioma que en tiempos se hablaba en Serva). “Aquí hay Jerez, hay Cazalla, Manzanilla sanluqueña, Vino blanco del Condao, y unas tapas que marean”. Tapas son boqueronsitos, rajitas de cosa buena, aceitunas, queso, gambas espampanantes, según Séneca, que era de Córdoba, y tuvo la gracia que tuvo el Guerra. Pues Señó, que cierto día que estaba la tasca llena, y había marchantes hasta la misma Barqueta, pasó p