Dios escribe recto sobre renglones torcidos

Predicación de José David Amado, del 21 de noviembre de 2014. 
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LECTURAS: Salmo, 27  -  Gálatas, 1:1/10  -  San Lucas, 11:1/13

Este pensamiento que os voy a proponer hoy viene directamente relacionado por la meditación de nuestro hermano José María Martínez del pasado domingo, que me hizo reflexionar del por qué, Dios saca a Su pueblo de la esclavitud de Egipto, y al poco lo acorrala entre el Mar Negro, y el ejército de Faraón.

Dios tiene Su Plan perfectamente diseñado, pero parece, por lo que le dice el pueblo a Moisés, que no entiende por qué Dios da la salida a una situación y poco después los pone en un atolladero, según su corta visión, de difícil salida.

En muchas ocasiones de nuestras vidas no podemos entender cómo Dios plantea Su plan salvífico general, atemporal, sin contar directamente con nosotros, con nuestros anhelos, con nuestras vivencias, también con nuestras necesidades, en definitiva, con nuestras vidas.

No podemos entender por qué pedimos y en ese mismo instante no recibimos. Y aunque pasado el tiempo, meses, incluso años, nuestras situaciones se arreglan, ya no nos acordamos de aquél momento en que pedíamos a Dios.


Nos encontramos en muchos momentos preguntándonos por qué estamos perdiendo el tiempo con las cosas de Dios, porque parece que no responde cuando le hablamos, a veces sentimos que hace lo contrario a lo que nosotros necesitamos y pedimos, e incluso a través de todo esto, podemos llegar a la conclusión que Dios no existe.

  • ¿No es así?
  • ¿Algunos nos hemos hecho esta pregunta alguna vez?
  • ¿No es cierto que en ocasiones solo permanecemos dentro del “Guión” de Dios porque lo que finalmente no queremos perder en última estancia, es lo único que nos queda, que es “La Esperanza” que algo suceda, que algo se arregle?
Sobre todo los más antiguos, miramos los bancos de esta iglesia, o los de cualquier otra, y recordamos…,

  • En este lugar se sentaba… ¿Cómo se llamaba?... ¡Ahhh, ya me acuerdo: fulanito de tal, y su esposa!... Ya murieron…, los pobres.
  • En el tercer banco de la derecha estaban los matrimonios tal y cual. Al principio eran muy activos ¿verdad?, oraban mucho, y alababan a Dios…, eran los mejores ¿te acuerdas? Pero un día en un estudio bíblico discutieron con el Pastor, porque decían que Dios no respondía a sus oraciones, y que habían perdido el tiempo esperando de Dios, y que parecía que no existía. Se terminaron yendo.
  • Y en aquel asiento se sentaba: menganito de cual… Ese se marchó un día, sin saber muy bien por qué. ¡Ya murió, pero creo que nunca más se ocupó de Dios!
  • En este de aquí al lado se ponía sutanito de tal. Ese se casó con fulanita, y después de algún tiempo se marcharon a otra iglesia (creo).
  • Y allí, sutanito de cual. Uhhhhh, ese tuvo una bronca tremenda con menganito y acabaron los dos fuera de la Iglesia.
  • Ect. Etc. Ect….
Esto es muy real ¿no os parece? Pero debemos recapacitar, los que logramos permanecer dentro de ese bendito “Plan”, los que quedamos, “El Remanente” y rogar a Dios que no nos pase lo mismo, que sigamos conservando la “Bendita Esperanza”, que no nos cansemos…, porque a veces no nos damos cuenta que es todo lo contrario.

No nos llegamos a dar cuenta que el tiempo de Dios no es el nuestro, que Él tiene establecido Su “Plan” y en algún momento llegarán las bendiciones.

Es más, ese plan salvífico no se podría llevar a cabo por Dios sin la participación activa de nuestras vidas.

Imaginaros una gran película que se llama: “El Plan de Dios”

Es una película que no dura dos horas, como la mayoría de las películas que estamos acostumbrados a ver; no. Si somos espectadores de la misma, eso supone que somos parte del “Reparto”, o sea, somos actores de esa película cuyo escritor, regidor, director…, es el famoso productor…., llamado:…, Dios.

Esta película lleva produciéndose, según algunos, algo más de seis mil años, y según otros, muchos miles más, en la que se comienza con La Creación, según algunos, y con acontecimientos anteriores, según otros…

Pero hoy no vamos a hablar de eso. Esas son otras reflexiones.

La “Película de Dios” tiene un comienzo, aunque no sepamos muy bien cual, y sabemos que tendrá un final. Lo que no sabemos es cuando será.

Nosotros, “El Remanente”, o todos los que figuran como actuantes, somos “Los Actores” que Dios escogió en el “Casting” que hizo al principio de la película.

Aunque tampoco sabemos muy bien si fuimos escogidos desde el principio o durante la filmación de la misma.

Pero de eso tampoco vamos a hablar hoy. Esa es otra reflexión.

Lo que si sabemos con seguridad es que los que nos consideramos “Actores” somos muy importantes para la creación de la película.

Aunque tampoco sabemos muy bien si esta “Producción” es una “Serie” en la que cada capítulo dura desde nuestro nacimiento, hasta nuestra muerte, y después se produce otro capítulo…, o por el contrario, se trata de una película completa en la que Dios va dando entrada a nuevos actores.

Pero nuevamente ese no es el objetivo de esta meditación. Esa es otra reflexión.
Mi sentir es que la película llamada “El Plan de Dios”, no es una “Serie” por entregas, o por capítulos… Es una película completa, en la que a veces hay espectadores que se marchan, o lo echan, por distintas razones…

Algunos porque se cansan. Otros porque le deja de gustar, y otros, porque terminan muriéndose. También los hay que reniegan del “Guión” y son expulsados de “La Película”
DIOS ESCRIBE RECTO EN RENGLONES TORCIDOS. Este refrán, hermanos, nos transmite una gran verdad.

Comencemos con la primera parte del refrán: DIOS ESCRIBE RECTO:

Dios ha creado el mundo, y todo lo que hay en él, incluidos nosotros, y lo ha creado como Él ha creído necesario (o justo).

Y ha establecido desde el principio “Un Plan”, que podemos denominar “Película”, en la que nosotros y todo lo que nos rodea forma parte de la misma. Tenemos el sitio del rodaje, los decorados, los animales, el atrezo…

Después están los “Extras” Son los solo hacen “Bulto” Son aquellos que están en las escenas, pero que no tienen ningún papel específico, ya que por voluntad propia no lo quieren. Saben que forman parte de un “Plan General” pero no quieren tomar responsabilidades en el mismo. Éstos, desgraciadamente son la mayoría, pero al mismo tiempo son el objetivo prioritario del Director.

Están también los “Figurantes”, son los que están siempre en segunda fila, esperando que los actores principales los necesiten. No tienen mucho valor, pero son necesarios para producir “La Película”, aunque al final no tendrán ningún reconocimiento.

A continuación están los “Actores Secundarios”, que podríamos decir que son aquellos que están, pero que no están. El papel que han escogido suele ser de los, llamados facilones.

Están presentes en la mayoría de las escenas, pero siempre y por voluntad propia también, quedan tapados por otros. No están dispuestos por el momento a protagonizar las grandes escenas de la “Película” y prefieren estar al lado de los protagonistas, pero sentados en su banco, sin hacer grandes aspavientos.

Y por último, los “Actores Principales” Estos, si hemos visto alguna película del “Oeste” son los que se llevan todas las tortas y todos los balazos, pero por contrapartida son los que se llevan “La Gloria”…

Al final de cada acto, disfrutan de - Luces, flashes, entrevistas, fama, “poder”… Pero el “Poder” que se escribe con mayúsculas, no ese poder económico que podamos pensar, no. Me refiero al verdadero “Poder” el que solo otorga el “Gran Rector”, el “Director”
Hasta aquí, el “Plan de Dios”, “Su Película”, está escrita según Su Voluntad. El “Guión” por Él planteado, ha establecido un orden, y el “Reparto” ha sido distribuido entre los actuantes. Por lo que sabemos que DIOS HA ESCRITO RECTO.

La segunda parte del refrán es EN RENGLONES TORCIDOS:

La “Película” va transcurriendo según el “Guión” de Dios. Y nosotros los actuantes, dependiendo del papel asignado o escogido, vamos actuando según nos va indicando nuestro particular “Guión”, que es nuestra responsabilidad.

Lo cierto es que no estamos acostumbrados a que una película dure tanto tiempo, y nuestra inquietud, cada día, va en aumento. Vemos que nuestro “Papel” se hace monótono, y aunque somos actores principales, nos parece que somos secundarios.

Queremos saber más, queremos soluciones rápidas, queremos cambios drásticos. Por eso, y sabiéndolo el “Director”, Dios, desde el principio nos dio libertad para que manejásemos personalmente nuestros “Papeles”, pero al mismo tiempo nos dio pautas de cómo hacerlo, también nos puso límites, y nos dio las direcciones correctas a tomar.

Incluso, y para corregir la senda que cada uno de los “Actuantes”, que se iba torciendo, introdujo un protagonista principal llamado Jesús, que nos dio nuevas pautas de conducta, a todos, extras, figurantes, secundarios y principales, y otros actores no tan principales como Jesús, pero de una importancia parecida, llamados, Pedro, Pablo, Santiago, Juan…

Así que en la actualidad, el decorado sigue más o menos igual. La Creación, los montes, los ríos, los mares, siguen estando en el mismo sitio, solo agredidos por los “Actuantes”
Los animales que participan en esta “Película”, también siguen siendo más o menos los mismos, y están más o menos en las mismas condiciones. Nuevamente, solo agredidos por los “Actuantes”

El resto de atrezo, sigue siendo más o menos el mismo, algo más envejecido, sobre todo por el uso, y algún otro que han introducido los “Actuantes”…, edificios nuevos, armas nuevas, nuevos aspectos de política, nuevas organizaciones religiosas, dinero, vehículos…
Todo esto parece que existirá hasta el final de la “Película”, porque el “Director” lo ha permitido.

Nosotros los “Actuantes”, extras, figurantes, secundarios o principales…, cada uno sabrá cual es el papel que ha elegido, seguimos también, más o menos, el “Guión” que se nos entregó, y nos hacemos dueños de esa libertad dada por el guionista, Dios.

Y lo curioso es que ese “Guión”, en muchas ocasiones, de nuestro actuar (nuestra vida), no coincide con lo que nosotros esperamos. Los tiempos marcados por el guionista, no coinciden con nuestros tiempos, y nuestra ansia por arreglar inmediatamente nuestros asuntos, por paliar nuestras necesidades, por curar nuestras heridas, hace que preguntemos al guionista que: “Si somos los participantes, los protagonistas de Su “Película” ¿por qué el guión no se ajusta a lo que nosotros queremos?”

Y si el “Guión” ya está escrito, pretendemos dar un paso adelante y convertirnos en “Guionistas”, pretendemos corregirle la plana a Dios.

Supongamos que un novelista escribe una novela, que empieza en el capítulo 1, y termina en el capítulo 15, con la resolución correcta de tal caso. Éxito de ventas y Premio Planeta del año.

Imaginaros si a partir del capítulo 2 y sucesivos, los protagonistas del guión tuvieran la oportunidad de hacer lo que ellos consideraban oportuno, cada uno para su beneficio;

Pues supongo que el Duque se hubiera divorciado de la Duquesa, por lo que no hubieran tenido tres hijos sino dos, por lo que el supuesto tercer hijo no hubiera cometido el asesinato del primer y segundo hijo, para ser el heredero principal de la fortuna de sus padres, y por ende, el mayordomo, ayudador del crimen, en vez de mayordomo, hubiera sido al final arquitecto, que era la profesión que le hubiera gustado, por lo que el primer hijo, cobró finalmente la herencia, que no repartió con su segundo hermano, litigando este con el primero, mientras que con la fortuna recibida se creaba una línea de Ferrys entre Valencia y las islas del Mediterráneo, en vez de una cadena hotelera que era lo que tenía planeado el segundo hijo…, y sabiendo esto el Duque, hizo heredero universal a otro hijo tenido fuera del matrimonio, que al final lo empleó en minas de oro en Sudáfrica.

En fin, el final de la novela hubiera sido muy distinto al que en principio deseaba su creador, ¿no creéis?

Y esto es lo que nos encontramos nosotros en el día de hoy con nuestras vidas, ese “Guión” escrito con rectitud por Dios y aplicado a nuestras particulares vidas, nos parece que está escrito en RENGLONES TORCIDOS, porque no coincide con nuestras expectativas, con nuestras particulares metas.

Ahora pensemos qué sucedería si cada uno de nosotros interactuáramos particularmente en el “Guión” establecido desde el principio, como lo hicieron los protagonistas de esa supuesta novela.

Pues el final de la “Película” no sería la planeada por el guionista, sino que sería muy distinta, ¿no es así?

Por eso, ante esa perspectiva muchos actores se “desinflan”, se aburren, se desilusionan… Porque no son fieles al guión entregado por Dios, y se convierten en actores secundarios e incluso a veces, solo extras o figurantes.

Otros muchos, toman el papel de guionista y fabrican su propia historia, su propia película, y terminan su historia indeterminadamente, vacíos, carentes de sentido.

Por otro lado, “El Remanente”, aquellos que pretenden seguir siendo fieles a ese bendito “Guión” entregado, tienen esperanza, saben que ellos seguirán siendo los actores principales. Están seguros que ellos, sus actitudes y sus aptitudes servirán para concluir la gran “Película” “El Plan de Dios”, y que éstas, si ellos ya no están presentes a la conclusión, habrán servido a otros para encaminarlos en la dirección correcta.

Habrán sido fieles al “Guionista”, habrán puesto, en definitiva, su “granito de arena” para ese fabuloso “Fin” preparado. En definitiva habrán formado parte, no de una pequeña historia, sino de “La Gran Historia”

Por eso yo me planteo la siguiente pregunta: ¿Quién soy yo (que ni mucho menos soy perfecto) para afirmar que esos renglones de Dios están torcidos, y los que hago yo están rectos?

¿No será justo lo contrario? es decir, que sean los de Dios los que están rectos y no los míos.

El Evangelio de hoy nos dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”

Es pues que yo, para concluir esta meditación, piense que hay muchas cosas que el hombre, que aunque posea una gran inteligencia, esta es limitada, y no pueda alcanzar el por qué de todas las cosas que tiene a su alrededor.

Es por esto por lo que creo que todos deberíamos ser más humildes; no deberíamos querer abarcarlo todo de una manera tan indisciplinada, porque aun lográndolo siempre se nos escapará alguna una cosa…, un "Algo" por decirlo de alguna manera. Y ese "Algo", Dios,  es el que nos ha puesto aquí, en este mundo, el nos ha hecho partícipes de Su Gran Guión, y al que por mucho que queramos corregir sus decisiones, siempre amantemente, será Él, el que nos corrija a nosotros.

Por esto, Pablo empieza con estas palabras a los Gálatas: “Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio”

Con este exordio, insinúa, en breves palabras, el meollo de la cuestión. Aunque también lo hace en el mismo saludo inicial, cuando afirma de sí mismo que es enviado, “no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos” afirmación que no encontramos en ninguna otra de sus cartas.
Así que, hermanos:

  • ¿Qué papel hemos aceptado en la película “El Plan de Dios”?
  • ¿El de extra o figurante?
  • ¿El de secundario?
  • ¿O el de actor principal?
Sea cual fuere, intentemos siempre dar el siguiente paso para alcanzar la siguiente categoría.

No perdamos la esperanza que el “Guión” siempre, aunque no coincida con nuestras expectativas, está escrito para que alcancemos el “Fin” glorioso.

No perdamos el tiempo fabricando nuestro propio guión, que seguro que no será bueno para nosotros.

Y sobre todo, no perdamos la dirección marcada, y confiemos en las palabras del versículo 4 de Salmo 23:

“Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento”

QUE ASÍ SEA.

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