Dios escribe recto sobre renglones torcidos
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LECTURAS: Salmo, 27 - Gálatas, 1:1/10 - San Lucas, 11:1/13
Este pensamiento
que os voy a proponer hoy viene directamente relacionado por la meditación de
nuestro hermano José María Martínez del pasado domingo, que me hizo reflexionar
del por qué, Dios saca a Su pueblo de la esclavitud de Egipto, y al poco lo acorrala
entre el Mar Negro, y el ejército de Faraón.
Dios tiene Su Plan
perfectamente diseñado, pero parece, por lo que le dice el pueblo a Moisés, que
no entiende por qué Dios da la salida a una situación y poco después los pone
en un atolladero, según su corta visión, de difícil salida.
En muchas ocasiones
de nuestras vidas no podemos entender cómo Dios plantea Su plan salvífico
general, atemporal, sin contar directamente con nosotros, con nuestros anhelos,
con nuestras vivencias, también con nuestras necesidades, en definitiva, con
nuestras vidas.
No podemos entender
por qué pedimos y en ese mismo instante no recibimos. Y aunque pasado el
tiempo, meses, incluso años, nuestras situaciones se arreglan, ya no nos
acordamos de aquél momento en que pedíamos a Dios.
Nos encontramos en
muchos momentos preguntándonos por qué estamos perdiendo el tiempo con las
cosas de Dios, porque parece que no responde cuando le hablamos, a veces
sentimos que hace lo contrario a lo que nosotros necesitamos y pedimos, e
incluso a través de todo esto, podemos llegar a la conclusión que Dios no
existe.
- ¿No es así?
- ¿Algunos nos hemos hecho esta pregunta
alguna vez?
- ¿No es cierto que en ocasiones solo
permanecemos dentro del “Guión” de Dios porque lo que finalmente no
queremos perder en última estancia, es lo único que nos queda, que es “La
Esperanza” que algo suceda, que algo se arregle?
Sobre todo los más
antiguos, miramos los bancos de esta iglesia, o los de cualquier otra, y
recordamos…,
- En este lugar se sentaba… ¿Cómo se
llamaba?... ¡Ahhh, ya me acuerdo: fulanito de tal, y su esposa!... Ya
murieron…, los pobres.
- En el tercer banco de la derecha
estaban los matrimonios tal y cual. Al principio eran muy activos
¿verdad?, oraban mucho, y alababan a Dios…, eran los mejores ¿te acuerdas?
Pero un día en un estudio bíblico discutieron con el Pastor, porque decían
que Dios no respondía a sus oraciones, y que habían perdido el tiempo
esperando de Dios, y que parecía que no existía. Se terminaron yendo.
- Y en aquel asiento se sentaba: menganito
de cual… Ese se marchó un día, sin saber muy bien por qué. ¡Ya murió, pero
creo que nunca más se ocupó de Dios!
- En este de aquí al lado se ponía
sutanito de tal. Ese se casó con fulanita, y después de algún tiempo se
marcharon a otra iglesia (creo).
- Y allí, sutanito de cual. Uhhhhh, ese
tuvo una bronca tremenda con menganito y acabaron los dos fuera de la
Iglesia.
- Ect. Etc. Ect….
Esto es muy real
¿no os parece? Pero debemos recapacitar, los que logramos permanecer dentro de
ese bendito “Plan”, los que quedamos,
“El Remanente” y rogar a Dios que no
nos pase lo mismo, que sigamos conservando la “Bendita Esperanza”, que no nos
cansemos…, porque a veces no nos damos cuenta que es todo lo contrario.
No nos llegamos a
dar cuenta que el tiempo de Dios no es el nuestro, que Él tiene establecido Su “Plan” y en algún momento llegarán las
bendiciones.
Es más, ese plan
salvífico no se podría llevar a cabo por Dios sin la participación activa de
nuestras vidas.
Imaginaros una gran
película que se llama: “El Plan de Dios”
Es una película que
no dura dos horas, como la mayoría de las películas que estamos acostumbrados a
ver; no. Si somos espectadores de la misma, eso supone que somos parte del “Reparto”, o sea, somos actores de esa
película cuyo escritor, regidor, director…, es el famoso productor….,
llamado:…, Dios.
Esta película lleva
produciéndose, según algunos, algo más de seis mil años, y según otros, muchos
miles más, en la que se comienza con La Creación, según algunos, y con
acontecimientos anteriores, según otros…
Pero hoy no vamos a
hablar de eso. Esas son otras reflexiones.
La “Película de
Dios” tiene un comienzo, aunque no sepamos muy bien cual, y sabemos que tendrá
un final. Lo que no sabemos es cuando será.
Nosotros, “El Remanente”, o todos los que figuran
como actuantes, somos “Los Actores”
que Dios escogió en el “Casting” que hizo al principio de la película.
Aunque tampoco
sabemos muy bien si fuimos escogidos desde el principio o durante la filmación
de la misma.
Pero de eso tampoco
vamos a hablar hoy. Esa es otra reflexión.
Lo que si sabemos
con seguridad es que los que nos consideramos “Actores” somos muy importantes
para la creación de la película.
Aunque tampoco
sabemos muy bien si esta “Producción” es una “Serie” en la que cada capítulo
dura desde nuestro nacimiento, hasta nuestra muerte, y después se produce otro
capítulo…, o por el contrario, se trata de una película completa en la que Dios
va dando entrada a nuevos actores.
Pero nuevamente ese
no es el objetivo de esta meditación. Esa es otra reflexión.
Mi sentir es que la
película llamada “El Plan de Dios”,
no es una “Serie” por entregas, o por capítulos… Es una película completa, en
la que a veces hay espectadores que se marchan, o lo echan, por distintas
razones…
Algunos porque se
cansan. Otros porque le deja de gustar, y otros, porque terminan muriéndose.
También los hay que reniegan del “Guión” y son expulsados de “La Película”
DIOS ESCRIBE RECTO EN RENGLONES TORCIDOS. Este refrán, hermanos, nos transmite una
gran verdad.
Comencemos con la
primera parte del refrán: DIOS ESCRIBE
RECTO:
Dios ha creado el
mundo, y todo lo que hay en él, incluidos nosotros, y lo ha creado como Él ha
creído necesario (o justo).
Y ha establecido
desde el principio “Un Plan”, que
podemos denominar “Película”, en la que nosotros y todo lo que nos rodea forma
parte de la misma. Tenemos el sitio del rodaje, los decorados, los animales, el
atrezo…
Después están los “Extras” Son los solo hacen “Bulto” Son
aquellos que están en las escenas, pero que no tienen ningún papel específico,
ya que por voluntad propia no lo quieren. Saben que forman parte de un “Plan
General” pero no quieren tomar responsabilidades en el mismo. Éstos,
desgraciadamente son la mayoría, pero al mismo tiempo son el objetivo
prioritario del Director.
Están también los “Figurantes”, son los que están siempre
en segunda fila, esperando que los actores principales los necesiten. No tienen
mucho valor, pero son necesarios para producir “La Película”, aunque al final
no tendrán ningún reconocimiento.
A continuación
están los “Actores Secundarios”, que
podríamos decir que son aquellos que están, pero que no están. El papel que han
escogido suele ser de los, llamados facilones.
Están presentes en
la mayoría de las escenas, pero siempre y por voluntad propia también, quedan
tapados por otros. No están dispuestos por el momento a protagonizar las
grandes escenas de la “Película” y prefieren estar al lado de los protagonistas,
pero sentados en su banco, sin hacer grandes aspavientos.
Y por último, los “Actores Principales” Estos, si hemos
visto alguna película del “Oeste” son los que se llevan todas las tortas y
todos los balazos, pero por contrapartida son los que se llevan “La Gloria”…
Al final de cada
acto, disfrutan de - Luces, flashes, entrevistas, fama, “poder”… Pero el “Poder” que se escribe con mayúsculas,
no ese poder económico que podamos pensar, no. Me refiero al verdadero “Poder” el que solo otorga el “Gran Rector”, el “Director”
Hasta aquí, el
“Plan de Dios”, “Su Película”, está escrita según Su Voluntad. El “Guión” por
Él planteado, ha establecido un orden, y el “Reparto” ha sido distribuido entre
los actuantes. Por lo que sabemos que DIOS
HA ESCRITO RECTO.
La segunda parte
del refrán es EN RENGLONES TORCIDOS:
La “Película” va
transcurriendo según el “Guión” de Dios. Y nosotros los actuantes, dependiendo
del papel asignado o escogido, vamos actuando según nos va indicando nuestro particular
“Guión”, que es nuestra responsabilidad.
Lo cierto es que no
estamos acostumbrados a que una película dure tanto tiempo, y nuestra
inquietud, cada día, va en aumento. Vemos que nuestro “Papel” se hace monótono,
y aunque somos actores principales, nos parece que somos secundarios.
Queremos saber más,
queremos soluciones rápidas, queremos cambios drásticos. Por eso, y
sabiéndolo el “Director”, Dios, desde el principio nos dio
libertad para que manejásemos personalmente nuestros “Papeles”, pero al mismo
tiempo nos dio pautas de cómo hacerlo, también nos puso límites, y nos dio las
direcciones correctas a tomar.
Incluso, y para
corregir la senda que cada uno de los “Actuantes”, que se iba torciendo,
introdujo un protagonista principal llamado Jesús, que nos dio nuevas pautas de
conducta, a todos, extras, figurantes, secundarios y principales, y otros
actores no tan principales como Jesús, pero de una importancia parecida,
llamados, Pedro, Pablo, Santiago, Juan…
Así que en la
actualidad, el decorado sigue más o menos igual. La Creación, los montes, los
ríos, los mares, siguen estando en el mismo sitio, solo agredidos por los
“Actuantes”
Los animales que
participan en esta “Película”, también siguen siendo más o menos los mismos, y
están más o menos en las mismas condiciones. Nuevamente, solo agredidos por los
“Actuantes”
El resto de atrezo,
sigue siendo más o menos el mismo, algo más envejecido, sobre todo por el uso,
y algún otro que han introducido los “Actuantes”…, edificios nuevos, armas
nuevas, nuevos aspectos de política, nuevas organizaciones religiosas, dinero,
vehículos…
Todo esto parece
que existirá hasta el final de la “Película”, porque el “Director” lo ha
permitido.
Nosotros los
“Actuantes”, extras, figurantes, secundarios o principales…, cada uno sabrá
cual es el papel que ha elegido, seguimos también, más o menos, el “Guión” que
se nos entregó, y nos hacemos dueños de esa libertad dada por el guionista,
Dios.
Y lo curioso es que
ese “Guión”, en muchas ocasiones, de nuestro actuar (nuestra vida), no coincide
con lo que nosotros esperamos. Los tiempos marcados por el guionista, no
coinciden con nuestros tiempos, y nuestra ansia por arreglar inmediatamente
nuestros asuntos, por paliar nuestras necesidades, por curar nuestras heridas,
hace que preguntemos al guionista que: “Si somos los participantes, los
protagonistas de Su “Película” ¿por qué el guión no se ajusta a lo que nosotros
queremos?”
Y si el “Guión” ya
está escrito, pretendemos dar un paso adelante y convertirnos en “Guionistas”,
pretendemos corregirle la plana a Dios.
Supongamos que un
novelista escribe una novela, que empieza en el capítulo 1, y termina en el
capítulo 15, con la resolución correcta de tal caso. Éxito de ventas y Premio
Planeta del año.
Imaginaros si a
partir del capítulo 2 y sucesivos, los protagonistas del guión tuvieran la
oportunidad de hacer lo que ellos consideraban oportuno, cada uno para su
beneficio;
Pues supongo que el Duque se hubiera
divorciado de la Duquesa, por lo que no hubieran tenido tres hijos sino dos,
por lo que el supuesto tercer hijo no hubiera cometido el asesinato del primer
y segundo hijo, para ser el heredero principal de la fortuna de sus padres, y
por ende, el mayordomo, ayudador del crimen, en vez de mayordomo, hubiera sido
al final arquitecto, que era la profesión que le hubiera gustado, por lo que el
primer hijo, cobró finalmente la herencia, que no repartió con su segundo
hermano, litigando este con el primero, mientras que con la fortuna recibida se
creaba una línea de Ferrys entre Valencia y las islas del Mediterráneo, en vez
de una cadena hotelera que era lo que tenía planeado el segundo hijo…, y
sabiendo esto el Duque, hizo heredero universal a otro hijo tenido fuera del
matrimonio, que al final lo empleó en minas de oro en Sudáfrica.
En fin, el final de
la novela hubiera sido muy distinto al que en principio deseaba su creador, ¿no
creéis?
Y esto es lo que
nos encontramos nosotros en el día de hoy con nuestras vidas, ese “Guión”
escrito con rectitud por Dios y aplicado a nuestras particulares vidas, nos
parece que está escrito en RENGLONES
TORCIDOS, porque no coincide con nuestras expectativas, con nuestras
particulares metas.
Ahora pensemos qué
sucedería si cada uno de nosotros interactuáramos particularmente en el “Guión”
establecido desde el principio, como lo hicieron los protagonistas de esa
supuesta novela.
Pues el final de la
“Película” no sería la planeada por el guionista, sino que sería muy distinta,
¿no es así?
Por eso, ante esa
perspectiva muchos actores se “desinflan”,
se aburren, se desilusionan… Porque no son fieles al guión entregado por Dios,
y se convierten en actores secundarios e incluso a veces, solo extras o
figurantes.
Otros muchos, toman
el papel de guionista y fabrican su propia historia, su propia película, y
terminan su historia indeterminadamente, vacíos, carentes de sentido.
Por otro lado, “El Remanente”, aquellos que pretenden
seguir siendo fieles a ese bendito “Guión” entregado, tienen esperanza, saben
que ellos seguirán siendo los actores principales. Están seguros que ellos, sus
actitudes y sus aptitudes servirán para concluir la gran “Película” “El Plan de Dios”, y que éstas, si
ellos ya no están presentes a la conclusión, habrán servido a otros para
encaminarlos en la dirección correcta.
Habrán sido fieles
al “Guionista”, habrán puesto, en definitiva, su “granito de arena” para ese
fabuloso “Fin” preparado. En definitiva habrán formado parte, no de una pequeña
historia, sino de “La Gran Historia”
Por eso yo me
planteo la siguiente pregunta: ¿Quién soy yo (que ni mucho menos soy perfecto)
para afirmar que esos renglones de Dios están torcidos, y los que hago yo están
rectos?
¿No será justo lo contrario? es decir, que sean los de Dios los que
están rectos y no los míos.
El Evangelio de hoy
nos dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se
le abrirá”
Es pues que yo,
para concluir esta meditación, piense que hay muchas cosas que el hombre, que
aunque posea una gran inteligencia, esta es limitada, y no pueda alcanzar el
por qué de todas las cosas que tiene a su alrededor.
Es por esto por lo
que creo que todos deberíamos ser más humildes; no deberíamos querer abarcarlo
todo de una manera tan indisciplinada, porque aun lográndolo siempre se nos
escapará alguna una cosa…, un "Algo"
por decirlo de alguna manera. Y ese "Algo", Dios, es el que nos ha puesto aquí, en este mundo,
el nos ha hecho partícipes de Su Gran Guión, y al que por mucho que queramos
corregir sus decisiones, siempre amantemente, será Él, el que nos corrija a
nosotros.
Por esto, Pablo
empieza con estas palabras a los Gálatas: “Me sorprende que tan pronto hayáis
abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro
evangelio”
Con este exordio,
insinúa, en breves palabras, el meollo de la cuestión. Aunque también lo hace
en el mismo saludo inicial, cuando afirma de sí mismo que es enviado, “no
de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo
resucitó de los muertos” afirmación que no encontramos en ninguna otra
de sus cartas.
Así que, hermanos:
- ¿Qué papel hemos aceptado en la
película “El Plan de Dios”?
- ¿El de extra o figurante?
- ¿El de secundario?
- ¿O el de actor principal?
Sea cual fuere,
intentemos siempre dar el siguiente paso para alcanzar la siguiente categoría.
No perdamos la
esperanza que el “Guión” siempre, aunque no coincida con nuestras expectativas,
está escrito para que alcancemos el “Fin” glorioso.
No perdamos el
tiempo fabricando nuestro propio guión, que seguro que no será bueno para
nosotros.
Y sobre todo, no
perdamos la dirección marcada, y confiemos en las palabras del versículo 4 de
Salmo 23:
“Aunque pase por el valle de
sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu
cayado me infunden aliento”
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