Sobre el ayuno

Recopilación de otros escritores. Formas erróneas de ayunar. 

Cobra mucha relevancia la enseñanza de Jesús sobre esta materia, porque hay formas erróneas de ayunar. Por ejemplo, si ayunamos de forma mecánica o constituimos el ayuno en un fin en sí mismo, estaremos fallando. Ocurre igual que con la oración, No es cuestión de fijarse un calendario, prescrito por determinada iglesia, porque rápidamente caeríamos en el legalismo. 

Otra forma equivocada es la que podríamos llamar el “ayuno-marketing”: le proponemos al Señor un intercambio comercial; nosotros oramos y ayunamos y él a cambio de nuestro sacrificio nos concede forzosamente lo que deseamos. Esperamos unos resultados porque lo entendemos como algo funcional: “lanzamos una campaña de promoción y haremos muchas ventas”. 

De vez en cuando recibimos cartas que contienen un llamamiento vehemente a orar y ayunar  para ganar España para Cristo: No hay nada malo en orar y ayunar por la evangelización de España, pero los organizadores suponen que si lo hacemos Dios no tendrá más remedio que dárnoslo, por tanto,  todo el mérito será nuestro por haber ayunado independientemente  de la voluntad de Dios. En ninguna parte de la Biblia se enseña que con el ayuno se consiguen resultados directos, es más, es una doctrina peligrosa porque menosprecia a Dios.

Según Lutero, el ayuno constituye un acto de elección individual, en tanto que práctica espiritual; de manera que cada persona es libre de elegir si ayuna o no, así como las fechas en las que decida practicarlo.

El ayunar y prepararse corporalmente es, por cierto, una buena disciplina externa; pero verdaderamente digno y bien preparado es aquel que tiene fe en las palabras: “por vosotros dado” y “por vosotros derramada para perdón de los pecados”. Mas el que no cree estas palabras o duda de ellas, no es digno, ni está preparado; porque las palabras “por vosotros” exigen corazones enteramente creyentes. El Catecismo menor del Dr. Martín Lutero

Actualmente, la mayoría de iglesias luteranas observan el ayuno en épocas muy señaladas, especialmente durante la Cuaresma. También suele practicarse como un acto de preparación para la Eucaristía, aunque siempre desde un punto de vista opcional e individualista.

Para Calvino, la perfección Cristiana se encuentra dentro del individuo Cristiano, no fuera de él. Así pues, aunque no rechaza del todo el ayuno, afirma que éste puede degenerar fácilmente en la superstición si se lo concibe como una obra necesaria para la salvación.

“Me estoy refiriendo, por supuesto, al ayuno solemne y público; porque la vida de los que temen a Dios debe estar regulada por la frugalidad y la sobriedad, de modo que toda ella sea como una especie de ayuno perpetuo.”

Guillem Correa, pastor en Barcelona y secretario general del CEC.

El ayuno cristiano se caracteriza por su invisibilidad. Se trata de que nadie a tu alrededor sepa que haces ayuno, se trata de actuar de tal manera que nadie sepa que estás ayunando. El día de ayuno debe vivirse como otro día laborable. Los judíos de la época de Jesús solían ayunar los lunes y los jueves. Por esta razón los primeros cristianos, y posteriormente buena parte de la Iglesia, han ayunado el miércoles y el viernes y, más especialmente, el viernes -entre otras fechas señaladas-. El ayuno cristiano comienza, generalmente, una vez terminada la cena del jueves y termina con la puesta del sol del viernes con una cena sencilla y sin demasiadas diferencias de las cenas de los otros días de la semana. La intencionalidad del ayuno es acercarnos más a Dios y disponer de más tiempo en el transcurso del día para dedicarlo a la oración. Es por esta razón que en el día del ayuno el tiempo que normalmente se dedica a comer en un día normal se aprovecha para orar a Dios. El ayuno no sólo consiste en renunciar temporalmente a comer, sino que también se puede ampliar a otros aspectos de la vida que  pueden llevarnos a cierta dependencia. No es extraño que cuando se habla del ayuno también se recuerde que prescindir temporalmente de determinadas nuevas tecnologías de la comunicación, por poner un ejemplo, puede ayudarnos a profundizar en la espiritualidad de la que podemos disfrutar en un día de ayuno. El ayuno cristiano, o el semi ayuno, es decir: ayunar la mitad de un día, es siempre voluntario.

Jesús no se opone a esta práctica de la vida espiritual, sino a las desviaciones que se habían producido en Israel en relación con ella. Moisés ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches  antes de recibir las tablas de la ley.
El ayuno acompañaba los tiempos de aflicción y humillación personal (2 S. 12:16-18). Pero como suele ocurrir con muchas cosas buenas los ayunos se prestaron  a abusos y, por tanto, fueron objeto de la crítica de los profetas.

Isaías, Capítulo 58

58:1 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.  58:2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.  58:3 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.  58:4 He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.  58:5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?  58:6 ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?  58:7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?

Zacarías, Capítulo 7

7:1 Aconteció que en el año cuarto del rey Darío vino palabra de Jehová a Zacarías, a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu,  7:2 cuando el pueblo de Bet-el había enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová,  7:3 y a hablar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia como hemos hecho ya algunos años?  7:4 Vino, pues, a mí palabra de Jehová de los ejércitos, diciendo:  7:5 Habla a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y llorasteis en el quinto y en el séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado para mí?  7:6 Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?  7:7 ¿No son estas las palabras que proclamó Jehová por medio de los profetas primeros, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, y sus ciudades en sus alrededores y el Neguev y la Sefela estaban también habitados?  7:8 Y vino palabra de Jehová a Zacarías, diciendo:  7:9 Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano;  7:10 no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.  7:11 Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;  7:12 y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos. 7:13 Y aconteció que así como él clamó, y no escucharon, también ellos clamaron, y yo no escuché, dice Jehová de los ejércitos;  7:14 sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.

Cuando llegamos al NT vemos que los fariseos ayunaban dos veces por semana y lo convirtieron en una parte esencial de su religiosidad (Lc. 18:12)

Lucas, Capítulo 18

18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;  18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

El Señor Jesús ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches antes de empezar u ministerio. Sin embargo, no enseñó el ayuno de una manera directa, pero sí indirectamente. En Mt. 9:14, los discípulos de Juan le formularon una pregunta a la que Jesús respondió de manera que no deja dudas sobre la oportunidad de ayunar los discípulos una vez cumplida su estancia en la tierra después de haber hecho la obra de salvación. Además, la palabras de nuestro texto implican la aprobación de Jesús de esta práctica  excluyendo de ella la hipocresía. 

Mateo, Capítulo 9

9:1 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. 9:2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. 9:3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. 9:4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 9:5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? 9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. 9:7 Entonces él se levantó y se fue a su casa. 9:8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres. 9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. 9:10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. 9:11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? 9:12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. 9:14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?  9:15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 9:16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. 9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.

El significado y a la forma correcta de ayunar 

En realidad, de manera implícita ya lo hemos indicado. El ayuno es siempre un medio para un fin  y no un fin en sí mismo. Debemos ayunar cuando nos sintamos impelidos por razones espirituales o motivados por la Palabra de Dios como instrumento del Espíritu Santo. 

También cuando nos hallemos empeñados en algún objetivo importante (Hch. 13:3), no según reglas, sino por sentir la necesidad de concentrarnos con todo nuestro ser en Dios y en la adoración a su nombre. El modo equivocado, según nuestro texto, es demudar el rostro para mostrar a los demás que estamos ayunando para llamar la atención sobre nuestra espiritualidad. Es lo mismo que hemos visto en los temas de la limosna y la oración. Pero éste no es sólo un problema sobre los asuntos mencionados, sino que abarca a toda la vida cristiana. 

La condena de Jesús incluye igualmente el intento de aparentar que somos muy espirituales o que adoptamos actitudes piadosas. Se puede apreciar incluso en la forma de cantar himnos. Señalamos estos aspectos negativos para resaltar la forma correcta de ayunar: en primer lugar no podemos ser como los  fariseos, por tanto, debemos esforzarnos en que no se note que hemos estado ayunando, por eso haremos lo que es normal y habitual, con toda naturalidad. Tampoco hemos de exagerar para ocultar que hemos ayunado, porque sería también hipocresía.


Conclusión  Nuestra ocupación debe ser la de agradar a Dios y no a los hombres, buscando siempre su gloria. Si lo hacemos así no tendremos ninguna dificultad con estas cosas. Si vivimos por completo para dar gloria a Dios, no hará falta que se nos indique cuándo y cómo hemos de dar limosna, de qué forma debemos orar o cómo  tenemos que ayunar. Si nos olvidamos de nosotros mismos y nos entregamos a Dios, entonces estaremos dándole la gloria a él. Y nuestro Padre que ve en lo secreto, nos recompensará.

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