¿Creyente o Discípulo?
Lecturas de hoy |
Predicación de José David Amado en la Iglesia de San Basilio de Sevilla el 22/4/2012 - Una empresa valenciana de
calzado contrató a dos comerciales para introducir sus productos en el norte de
África. Una vez formados en las técnicas de venta envían a uno de ellos al
Sahara occidental para vender calzado. El comercial llega al aeropuerto de
Agadir y nada más desembarcar comprueba que todos los exteriores están llenos
de arena y que todo el mundo va descalzo o a lo sumo con unas sandalias muy
simples hechas con dos tiras de cuero y la suela de esparto. Busca una cabina
de teléfono y llama a la empresa y les dice: “Me vuelvo en el próximo vuelo para Valencia, aquí no tienen costumbre
de usar zapatos, así que no voy a vender ni un solo par”
Llegado a Valencia el primer comercial, la empresa manda al segundo comercial contratado con el mismo encargo de vender zapatos, y cuando baja del avión en el aeropuerto de Agadir y sale al exterior, comprueba, al igual que su anterior compañero, que todo el mundo va descalzo o con sandalias. Busca una cabina de teléfono y llama a la empresa y les dice: “Urgentemente, fleten un barco lleno, aquí nadie los usa, así que me voy a hinchar a vender zapatos”
Llegado a Valencia el primer comercial, la empresa manda al segundo comercial contratado con el mismo encargo de vender zapatos, y cuando baja del avión en el aeropuerto de Agadir y sale al exterior, comprueba, al igual que su anterior compañero, que todo el mundo va descalzo o con sandalias. Busca una cabina de teléfono y llama a la empresa y les dice: “Urgentemente, fleten un barco lleno, aquí nadie los usa, así que me voy a hinchar a vender zapatos”
Son las maneras distintas de
dos personas distintas, formadas en lo mismo, de ver una misma situación. Una
de ellas, la primera, estaba perfectamente formado, pero su condición era de ser simplemente un Representante de la empresa. La otra,
habiendo pasado la misma formación, aparte de Comercial y Representante, era
también Vendedor.
Al igual que el ejemplo
anterior, a nosotros los cristianos nos puede ocurrir lo mismo. Personas formadas
desde siempre en el ejemplo del Señor, pueden obrar de distinta manera,
dependiente de sus intereses o de ver la situación en la que se encuentran.
Como comprobamos en el Evangelio de hoy,
dice el Señor: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.
El mandato que recibimos de nuestros
Señor es el de hacer discípulos. Y aunque teóricamente todo cristiano es o debe
ser Discípulo del Señor, vemos matices que diferencian a los verdaderos
Discípulos de los simples Creyentes en su forma genérica.
El interés principal del Señor en La
Gran Comisión no es solo el de hacer adeptos o simples seguidores. Sino más
bien es el de predicar y extender el evangelio a toda criatura, haciendo Discípulos.
Todos los miembros que componen la
Iglesia de Dios, están convencidos que Cristo es el Señor, están convencidos de
que Cristo salva y viene pronto, están convencidos de que Cristo sana,
restaura, bendice.
Pero no todos están completamente
comprometidos con el Señor, para vivir una vida convertida totalmente a Él.
Es por esa razón que vemos personas que
hoy están en las iglesias y mañana no. Cambian fácilmente de manera de pensar. Otras
que les da igual pertenecer o no, viven bajo su libre albedrío, ya que deciden
por ellos mismos lo que quieren y lo que no quieren. Y todo esto es así porque
no tienen un verdadero compromiso con el Señor.
La definición de Creyente es: devoto,
seguidor, piadoso, religioso.
Muchos son los Creyentes que creen que
Dios los puede bendicir en sus casas no haciendo nada por la extensión de
Evangelio, de la misma manera que bendice a los Discípulos que trabajan
activamente por Su Obra. Estos son creyentes genéricos.
La verdad es que Creyente puede ser
cualquiera. Hasta el diablo es un creyente y tiembla, según dice Pablo en
Santiago 2:19.
Creyentes son también los Católico-romanos,
los Ortodoxos, los Coptos, los Mormones, los Adventistas, a su manera, los Testigos
de Jehová, algunos espiritistas son también creyentes.
Creyentes pueden ser hasta los
agnósticos, que son escépticos, pero que no niegan la existencia de Dios, solo
que como no se puede demostrar por métodos humanos, se mantienen a la
expectativa.
Dios no quiere únicamente Creyentes.
Esta es una definición de cristianos básicos, de cristianos principiantes que aún no han tenido un encuentro real con el Señor. El deseo de Dios va más allá que eso. Él quiere Discípulos entregados a su servicio.
Esta es una definición de cristianos básicos, de cristianos principiantes que aún no han tenido un encuentro real con el Señor. El deseo de Dios va más allá que eso. Él quiere Discípulos entregados a su servicio.
La definición de Discípulo es: Apóstol,
Maestro, Evangelista, Divulgador, Propagandista, Catequista, Ministro, Profeta,
Embajador, Mensajero, Anunciador…
Al igual que la Parábola de los
Talentos, en que el amo se fue de viaje y dejó encargados a los siervos para
que invirtieran su dinero, Dios espera resultados de nosotros.
No pensemos en ningún momento que Dios
invirtió el sacrificio de Cristo en la cruz, únicamente para salvarte a ti y a
mí, para que estemos todos los domingos sentados en un banco sin hacer nada
para el Señor.
Todos hemos sido llamado por el señor para
que seamos sus discípulos, al tiempo que
hacemos más discípulos.
Por eso, y según mi entender debemos
analizarnos día a día. Y por eso vamos a analizar algunas diferencias entre Creyente y Discípulo, y
así podremos al final clasificar nuestro compromiso con el Señor y definir dónde
estamos realmente.
- Poniendo como ejemplo el Sermón de la Montaña, el Creyente suele esperar panes y peces. El Discípulo, como Pedro, es un pescador.
Para la mayoría de Creyentes su tarea
principal es consumir lo que el Reino ofrece, pero pocas veces se ponen a
disposición del Señor en todo lo que son o lo que hacen, en otras palabras les
gusta recibir, pero nunca dar, y además viven conformes con lo que son y con lo
que hacen.
Según Pablo nos dice en Romanos 12: 2: “No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”
- El Creyente lucha por crecer, el Discípulo por reproducirse.
El Creyente genérico, casi nunca piensa
en los demás, la mayoría del tiempo esta pensando en si mismo… ¿Qué puedo
obtener de esto? ¿En que va a beneficiarme este asunto?
El discípulo se reproduce compartiendo
con los demás todo lo que recibe o las experiencias que obtiene del Señor,
compartiendo con todos aquellos que necesitan una palabra de Dios.
- El creyente se gana, casi siempre a través del ejemplo de un Discípulo.
El Discípulo se hace a sí mismo,
alimentado por su fe.
Un famoso evangelista americano, Billy
Graham, dijo: cuesta un 10% de esfuerzo ganar una persona para Cristo, pero cuesta un
90% de esfuerzo que permanezca en Él.
En otras palabras, a los Creyentes hay
que estar permanentemente animándolos, ¿Vamos hermanos? ¿No vas a la
Iglesia?... Mientras que el Discípulo es
líder de su porción encargada.
- El Creyente depende en gran parte de unos pechos que los amamante, (Pastor, líder, evangelista, misionero…) El discípulo se ha destetado para servir.
La mayoría de Creyentes esperan que el
Pastor, el líder… se haga responsable de su crecimiento y más cuando esta
fallando.
Por ejemplo, eso lo vemos cuando un
padre va con su niño por la calle, y de pronto se cae el niño, y se queda
mirando a ver si su padre o su madre lo ayudan a levantarse.
Así hay muchos Creyentes necesitan que se
les levante, que se les visite, que se les recoja, que se les consuele, que se
viva orando por ellos… Pero poco o nada hacen por si mismos.
En definitiva, el Creyente es como un
niño cuya alimentación depende únicamente del biberón. Mientras que el Discípulo
ya se ha hecho mayor, y busca siempre su propio alimento. Siempre está listo
para servir a los demás.
- El Creyente busca siempre halagos y golpecitos en la espalda. El Discípulo por obediencia, hace sacrificio vivo.
Dice Pablo en Romanos 12:1 – “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de
Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a
Dios, que es vuestro culto racional”
- El Creyente entrega parte de sus ganancias, el Discípulo entrega toda su vida.
El
Creyente puede llegar a pensar que con entregar el diezmo ya está todo hecho.
El Discípulo sabe que lo que espera Dios de ellos es una entrega total y
absoluta.
- El Creyente puede caer en la rutina. El Discípulo se recicla día a día.
Uno de los peligros del Creyente es
quedarse atascado en los triunfos y victorias del pasado, viviendo una Rutina.
El Discípulo busca cambios y avances en la obra del Señor y el Ministerio que
ha recibido de Dios a través de Sus Dones. La alabanza es nueva cada día. Los
Cultos no son los mismos, sino que esperan que el Señor haga algo poderoso cada
día.
Trata siempre de conquistar áreas que
antes no había conquistado y nunca vive del pasado.
- El Creyente pregunta ¿Señor qué tareas hago para servirte? Y cuando termina, pregunta ¿Señor hay algo más que quieras que haga?
El Discípulo Identifica las necesidades.
Usa los dones que Dios le ha dado, para
llenar esas necesidades.
Sigue buscando nuevos Dones para dar a Dios el servicio que el se
merece.
Así que el verdadero Discípulo no
necesita de cargos eclesiásticos para servir a Dios.
- El Creyente murmura y reclama, El Discípulo obedece y se niega así mismo.
Cuando un creyente se convierte en
Discípulo, el numero de discípulos aumenta en gran manera, como dice en Hechos
6:7 cuando dice: “Y crecía la
palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en
Jerusalén”
No dice que aumentara el número de
creyentes, aumentaba el número de discípulos, y continúa: “también
muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”
El Discípulo hace más creyentes, para
que estos se conviertan en discípulos.
Para terminar distingamos tres
características de un Discípulo:
Todo Discípulo se debe de caracterizar
por llevar frutos para el Señor:
- En Mateo 7, dice el Señor: “¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”
- Frutos de almas para Dios. En Romanos 7:4 Pablo nos dice: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”
- Frutos del Espíritu Santo. Gálatas 5: 22 y 23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”
Dios dio a Adán y Eva, un mandato, “Fructificad y Multiplicaos”
Este mandamiento no ha cambiado para
nosotros hoy. Dios desea que tengamos incremento en número, pero también que
llevemos frutos.
Como hemos leído en el Salmo 1. El gozo
de todo buen Discípulo es llevar muchos frutos para el Señor.
Hermanos, al igual que “La mies es
mucha y los obreros pocos” “Los Creyentes, sin duda, son muchos, pero los
verdaderos Discípulos son pocos.
El deseo del Señor es que seamos buenos
Discípulos Suyos, y que Su Palabra sea proclamada, para Gloria de Su Nombre.
Hoy hemos profundizado en los matices
de todo cristiano. Y hemos visto las posibles diferencias. Quizá, después de
todo esto debamos preguntarnos:
¿Soy solo Creyente, o verdadero Discípulo de Cristo?
Por tanto, hoy, hago el siguiente
llamamiento. Para ti, para mí. Aquí y ahora.
Tomemos en este momento una decisión
personal:
Y que esta sea la de ser Discípulo de
Cristo.
¡Cada uno, que tome su cruz y le siga!
AMÉN.
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo la fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo la luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que yo no busque tanto
ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, es como se encuentra;
perdonando, es como se es perdonado;
muriendo, es como se resucita a la vida eterna.
AMÉN.
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