Con Serrano se acabó el jamón
Carlos Navarro
Antolín | Diario de Sevilla.
La derecha convierte la Caseta Municipal en un centro de trabajo, en un plató para la televisión local. Zoido echa las lonas. Y todo ha sido por decisión de última hora. De ultimísima.
Se acabó la fiesta en la Caseta Municipal. No habrá recepciones
ningún día. Llegó Serrano (Gregorio) y se terminó el jamón. Hay luto en los
colectivos que daban rienda suelto al pescuezo en las invitaciones de mediodía
y de noche.
No habrá esas fotos de vecinos corriendo hacia las mesas en cuanto
los ordenanzas del Ayuntamiento abrían las lonas, que aquello parecía el primer
día de las rebajas o la semana fantástica en Ecovol. Ni aspirantes a prebendas
culebreando en torno a los gerentes de las empresas municipales. Ni habrá colas
en la calle Matienzo para rogar el tarjetón que daba derecho a tres horas de
estiramiento de brazos al estilo del inspector Gadget para trincar la chacina y
la fritura.
“Carretero,
colócame en una recepción, en la que sea. Ponme en la de los artistas
mismamente. O en la de las cofradías, que ahí se trinca más”.
Después de una Semana Santa sin, una Feria
también sin.
El concurso del catering estaba adjudicado por 50.000 euros a la firma
Medinaceli, la misma que hace un par de años acabó con el régimen
ininterrumpido de Juliá desde 1993 y apostó por recuperar el jamón. Ahora
tocará indemnizar a esta empresa sevillana por el lucro cesante.
La derecha convierte la Caseta Municipal en un centro de trabajo, en un plató para la televisión local. Zoido echa las lonas. Y todo ha sido por decisión de última hora. De ultimísima.
Con Serrano se acabó el jamón. Siempre nos quedarán las tajaditas de
coco, que están muy ricas. Y bien fresquitas gracias a esos chorritos de agua
que recuerdan al microclima del Laredo. ¿El Laredo? Ojú.
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