¡Mire cada cual como construye!

Conceptos como “Agua” (bendita)”, “Católica (iglesia)”, “Altar”… son vocablos utilizados, casi en exclusiva por uno de los sectores del cristianismo, la Iglesia Romana, y que por esa misma razón son apropiadas para si, también en un acto de concesión indudable por parte del resto del cristianismo.

Las palabras son solo expresión de ideas, de pensamientos de sentimientos, de emociones… Por sí mismas no conllevan dañosidad ni beneficio, si no van acompañadas de la carga de significado que las impregnan por parte de quienes las pronuncian. Por otro lado, todos sabemos que una misma palabra pronunciada por una persona concreta, en un momento, en un contexto, de una forma determinada, la cargan de distinto contenido comunicativo.

Por ejemplo, el agua es un elemento común en la tradición cristiana, de hecho fue utilizada por Juan el Bautista y por el mismo Jesús como simbología de pertenencia a Su Pueblo y como Lavacro Santo. Este elemento se sigue utilizando comúnmente por todo el cristianismo, si bien algunos imprimen en él características distintas (p. ejem., milagrosidad), dependiendo del acto, del momento y de para qué y quién la use.

La palabra “Católico o Católica”, proviene del término griego katholikós: “Universal”, que comprende todo; es usada comúnmente para definir a las iglesias que viven en comunión con el Papa y con la Iglesia de Roma, con cierto otorgamiento definitorio (que no de concepto) por el resto de iglesias cristianas. De hecho muchas de ellas que no están en comunión con el Papa también la toman para sí como propia, como son la Iglesia ortodoxa griega, la Copta y las Antiguas iglesias orientales, la Iglesia asiria del Oriente y las iglesias de la Comunión Anglicana y otras como ella, llamadas históricas, cuyo entronque común es La Reforma. Su mismo significado traducido del griego, Universal, da la opción de quién la use en exclusiva a otorgarse el beneficio de su significado, cosa que sucede en España con la ICR, ella misma se define en sus campañas publicitarias como "La Iglesia" (la única).
“Altar” (del latín altare, de altus «elevación») Primitivamente su significado era de un lugar elevado, generalmente unas piedras apiladas, que daban una cierta altura para ofrecer ofrendas o sacrificios a Dios. Nada tiene más lógica. Si vas a ofrecer algo digno, sobre todo a Dios, no tiene sentido ofrecerlo en el suelo; lo apropiado es elevarlo para así elevar también la dignidad del presente. Al igual que los ejemplos anteriores, al vocablo se le va cargando de significados, que lo convierten, nuevamente otorgado también por los demás, en “propiedad” de alguien, cuando desde los principios del cristianismo, lo que se define como Altar se ha venido usando (mesa, en un lugar central o destacado) para depositar los objeto de culto, como el Cáliz, el plato para el Pan o las Escrituras, entre otros, ¿algo más digno?. No obstante, el uso del vocablo "Altar" también lleva la carga histórica de "sacrificio", por lo cual su uso es más acertado para la ICR, ya que ellos creen que realizan un "sacrificio" (Misa). Los protestantes usamos otros términos, como p.ejem., "Mesa del Señor" que define con más exactitud la esencia de La Reforma.

Del mismo modo, y visto desde nuestro lado, del protestante o evangélico, entre nosotros hay diferentes palabras que nos definen como distintos grupos. Por ejemplo, es costumbre de las iglesias llamadas "Evangélicas" usar la de "Consejo de Ancianos", y para nosotros los Episcopales o de otras confesiones llamadas "Históricas" la de "Junta Parroquial", o de llamar a los distintos lugares de Culto, "Iglesias", cuando nosotros usamos indistintamente esa misma definición, pero también la de "Parroquia". ¿Que diferenciación (en cuanto a significado, me refiero) existe entre la palabra "Comulgar" o las de "Santa Cena" o "La Cena del Señor"? ¿no se refieren todas ellas a los mismos actos, a las mismas costumbres cristianas? ¿por qué, entonces, tienen que separarnos en distintos grupos? ¿no somos todos hijos de Dios?, pecadores, imperfectos, humanos... ¿pero hijos de Dios?

No quiero “pecar” de ingenuidad. Se que humanamente cada grupo escoge palabras, objetos, gráficos, dibujos… que den sentido a la idea que se pretende divulgar, pero teniendo muy en cuenta las palabras de Pablo a los Corintios…

Cuando dice uno "Yo soy de Pablo", y otro "Yo soy de Apolo", ¿no procedéis al modo humano? ¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el Señor le dio.
Yo planté, Apolo regó; mas fue Dios quien dio el crecimiento. De modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada cual recibirá el salario según su propio trabajo, ya que somos colaboradores de Dios y vosotros, campo de Dios, edificación de Dios.
Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye! Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo.

Me pregunto, si no estamos desobedeciendo y cayendo en un grave pecado de soberbia, permitiendo que palabras, cargadas de contenidos “arrimados” por nosotros (todos), nos estén haciendo “proceder al modo humano” apartándonos del verdadero sentir fraternal. ¡Mire cada cual cómo construye!

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