Pareciera que...



Pareciera que el espíritu navideño imbuido por mis padres desde mi nacimiento, y mantenido y alimentado por mí y por mi entorno más cercano, hasta hace escasos diez años, ha pasado a “mejor vida”. Pareciera que uno, al hacerse mayor, va perdiendo sensibilidades, ilusiones… Pareciera que otros sentidos, otras visiones de las cosas, otras ¿ilusiones? pasan a formar parte de mi existencia, ocupando lugares, supuestamente vacíos, o escasamente llenos.

Últimamente me siento incapaz de promover en los demás esa alegría navideña que formaba parte de mí no hace mucho tiempo. ¿He cambiado yo? ¿Ha cambiado la sociedad de la que formo parte? o ¿he sido yo el que se ha dejado cambiar por los demás?

Ciertamente es un análisis complejo del que espero no ser yo el único que se lo aplica. Y digo “no ser yo el único” porque sería muy triste para mí que esa desgana, ese sentimiento, sin duda malsano, solo me sucediera a mí.

La sociedad que compartimos es una sociedad, en su gran mayoría, descreída, falta de información, o mal informada, en muchos casos conscientemente por parte de las instituciones. Cada vez, con mayor furia, se impone la “adoración” al Poder, el ansia por poseer, el culto al cuerpo…

Me pregunto, ¿estaré yo siendo poseído por el mundo, poniendo mi confianza en las cosas terrenales y abandonando las ilusiones, la fe de mis padres y la confianza en mi Dios?

Comentarios

  1. No hombre. No te apures. Ni estás "poniendo la confianza en las cosas terrenales", que dicho sea de paso, no estaría mal que le perdiésemos el miedo a ese "poner" y a esas "cosas", pues de momento no tenemos otras; y las "no terrenales", que vaya usted a saber qué y cómo son, ya sabemos que las tenemos asuguradas, según dicen unos, o casi aseguradas, según opinan otros. Tampoco creo que estés abandonando la "fe de tus padres", que dicho sea también de paso, la de tus padres era de ellos y la tuya es tuya; quiero decir: el fundamento seguramente será el mismo pero la manera en que levantes sobre los mismos será quizás distinta, y eso es... incluso hasta bueno y necesario, digo. Y, por último, ni mucho menos creo que estés perdiendo la confianza en Dios, porque, y dicho también sea de paso, esa confianza te ayuda, entre otras cosas, a mantener la coherencia en tu vida, digo yo. Porque... ¿en quién vas a confiar mejor que en Dios?. Aunque, también lo digo de paso, a lo peor te has hecho un dios un poquito a tu medida (cosa que de alguna manera hacemos todos, no vayas a pensar...), es decir, manejable, que te de todas las repuestas; entonces si estás en un buen lio, y te digo más: si estás perdiendo la confianza en ese dios... enhorabuena, has crecido

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